En un estudio reciente llevado a cabo en la University and Abraxis LLC de Boston se encontraron cantidades significativas de glifosato en un alimento en el que no cabría esperar encontrarlo: la miel.
Se analizaron cinco categorías de artículos adquiridos en establecimientos de Filadelfia: miel, maíz, jarabe para crépes, leche de soja, tofu y salsa de soja. El 62% de las muestras de miel convencional y el 45% de la ecológica, tenían niveles de glifosato por encima del mínimo establecido.
Es difícil ignorar la presencia de la herbicida estrella de Monsanto en una gran cantidad de alimentos. También cabe notar que el nivel de glifosato era alto en la miel de otros países que cultivan transgénicos, aún así la miel de EEUU era la que más cantidad de herbicida tenía.
¿Incluso la miel ecológica?
¿A qué se debe este alto contenido de glifosato en las 69 muestras de miel , incluyendo 11 de origen ecológico? Hay dos motivos:
Dado que una sola abeja puede volar hasta 6 millas para encontrar néctar, es prácticamente imposible que pueda evitar sustancias peligrosas. Solo las colmenas localizadas en lugares remotos pueden producir una miel pura 100%. Otro problema añadido es la cera que las abejas usan para sus celdas, por causa del riesgo de infección de parásitos como la varroa, el apicultor convencional frecuentemente hace uso de pesticidas, éstos se quedan en la cera y con el tiempo contaminan la miel, aunque el apicultor ecológico no usa pesticidas, si que puede adquirir cera que esté contaminada. Así, en un examen de residuos de pesticidas en las colmenas, se encontró que el 98% de ellas contenían al menos uno.
¿Podremos comer miel pura algún día?
¿Hay alguna manera de evitar que estas sustancias estén presentes en la miel? Probablemente no. En los países donde no se cultivan transgénicos el nivel de herbicidas es menos, pero estos países están amenazados por Monsanto cada día a través de sus negocios y sus colegas.