CIUDAD DEL ESTE (actualidades, por Carlos Roa) Una situación no muy agradable hoy día para los representantes del sexo fuerte, donde en la realidad de hoy el sexo débil ha cambiado y ya no es tan débil, el porqué pasaremos a explayar a continuación. Ya se pasaron los tiempos en que la mujer era más bien sumisa y sometida al hombre, quien era el de dar pasos fuera del matrimonio, en aquellos tiempos. Sin embargo, hoy en día, son muchas las féminas que, al sentirse descuidadas sus mariposas, estas toman vuelo para libar el dulce néctar en el jardín del vecino, dejando así en una situación de incomodidad a su marido, cónyuge, pareja o lo que fuere, en lo que se llama hoy día la emancipación femenina.
Las infidelidades dentro del matrimonio han sido objeto de tabú durante décadas, ya no sólo en la sociedad británica sino en cualquier parte del mundo, y por lo general, solían corresponder al hombre (aunque no únicamente) en cuanto que era el que trabajaba fuera de casa y tenía más posibilidades de mantener otra relación. Además, los hombres se beneficiaban de una sociedad en la que la mujer adúltera era mucho más penalizada y perseguida que el hombre infiel.
Sin embargo, esta concepción está cambiando. Un reciente ensayo escrito por Diane Shader Smith aseguraba que la infidelidad femenina es una tendencia en auge y que no tiene visos de detenerse en el futuro cercano. La autora, de origen judío, señalaba en su libro que las mujeres que son infieles a sus maridos –según ella, más de la mitad– pueden responder a cualquier perfil, de la abnegada madre y ama de casa a la profesional liberal que ostenta un puesto de responsabilidad.
Así que muchachos, a cuidar su mariposa, a que no vuele en otro jardín, o caso contrario, será el otro jardinero quien le va a dar la dulce miel que ella tanto desea. Y de esa manera el oficial se queda capirote y después entumecido de lágrimas, desespero y angustia, ¿dice qué es lo que hice, porqué dejé que mi mariposita vuele a otro jardín?