CIUDAD DEL ESTE (Ocultismo, por Carlos Roa). Incubus es un demonio que se posa encima de las personas que duermen. A éste se le atribuye antiguamente lo que hoy se le conoce como “Parálisis del sueño”, que es cuando estás dormido y sientes que alguien te observa, pero no puedes ni hablar o moverte, lo intentas pero no puedes; gritas, lloras, pero nadie te escucha. Incluso, ves todo lo que está a tu alrededor, pero no puedes hacer nada. Algunos sienten la presencia maligna cuando se está acercando, ven en forma de animales (perros, águilas etc) otros han tenido la experiencia incluso en pleno día. Sienten que algo los amarra de pies y brazos y no se pueden mover.
De la misma manera, no sólo te paralizan estos demonios, sino que actúan sobre ti por tus temores, y absorben tu energía por medio de relaciones sexuales y múltiples orgasmos, lo cual la víctima al despertar, no recuerda nada, tan solo siente agotamiento extremo y piensa haber tenido pesadillas o sueños eróticos. Algunos amanecen con moretones en el cuerpo y mordiscos. Al final de todo esto la persona siente tristeza y aburrimiento. Siente que nadie le ama, se rechaza a sí mismo, hasta el punto que intenta acabar con su vida. Existen dos tipos de demonios:
Incubus, que es el demonio masculino y Sucubo, demonio femenina. Estos seres toman la forma humana de una mujer u hombre muy sensual, y la persona lo siente encima de su cuerpo, sin poder moverse y le excita tanto que le hace tener orgasmos. Puede empezar gustándo, pero al final provoca la muerte.
No te llenes de miedo. Cuando sientas esto y ves que tu cuerpo se está durmiendo, trata de moverte hasta que puedas despertarte. No grites, porque nadie te va a oír. Tampoco te quedes quieto, porque va hacer todo lo que quiera contigo. Cuando puedas despertarte, vas a creer que fue un simple sueño o una pesadilla, pero no es así. Por lo tanto, siéntate y cúbrete con la sangre de Cristo. Ora, reprende y usa tus armas espirituales y da la batalla hasta que sepas que has vencido. Recuerda que somos más que vencedores y todo lo podemos en Cristo.