CIUDAD DEL ESTE (realidad fatídica, por Esteban Roa) Debemos advertir a nuestras hijas, para que no se sienten en el regazo de nadie, sin importar la situación, incluidos sus tíos y su padre, si la pareja se separa. Evitemos vestirnos frente a nuestros hijos a partir de los 2 años. Nunca permitamos que ningún adulto se refiera a nuestros hijos como “mi esposa” o “mi esposo”. Siempre que nuestro hijo salga a jugar con amigos, asegurémonos de estar buscando una manera de descubrir qué tipo de juego juegan, porque los jóvenes ahora abusan sexualmente de sí mismos.
Nunca dejemos que nuestros hijos visiten a un adulto con el que no se sienta cómodo, y también tenga en cuenta si nuestros hijos se convierten en un gran admirador de un adulto en particular. Una vez que un niño muy alegre de repente se pone tímido. Es posible que tenga que pedir paciencia y aclarar algunas preguntas sobre por qué se está conduciendo.
Educar cuidadosamente sobre los valores correctos de la sexualidad. Si no lo hacemos, la sociedad le enseñará los valores equivocados. Siempre es recomendable revisar cualquier material nuevo como los dibujos animados que acaba de comprar para ellos antes de comenzar a verlos ellos mismos. Asegúremosnos de activar los controles parentales en sus redes de cable y aconseje a sus amigos, especialmente a los de su (s) niño (s) visita (s) a menudo.
Enseñemos a sus hijos a partir de los 3 años cómo lavar sus partes privadas de manera adecuada, y adviértales que nunca permitan que nadie toque estas áreas (recuerde, la caridad comienza en su hogar y con usted). Retire cualquier material asociado que considere que podría poner en peligro la salud mental de su hijo (esto incluye música, películas e incluso amigos y familiares). Una vez que su hijo se queja de una persona en particular, no guarde silencio al respecto. Recuerde, somos los padres que criamos a los futuros padres. Y recuerda: “EL DOLOR DURA TODA LA VIDA”. El abusador siempre esta cerca. Muy cerca, disfrazado de Papá, de Abuelo, de Padrastro, de Tio, de Primo, de Amigos nuestros, como monstruos en cuerpo de seres queridos.