ANÁLISIS SOBRE EL NUEVO LIBRO QUE DESNUDA A ACERO ZUCOLILLO

ANÁLISIS DEL AUTODENOMINADO “IMPOLUTO” DE LA PRENSA PARAGUAYA

acero

Por Luis Wagner.

El periodista Chiqui Avalos, conocido por sus libros de divulgación sobre personajes políticos paraguayos, opinó sobre el próximo libro que desnuda a Zucolillo. Escribir un libro sobre Aldo Zucolillo, uno de los empresarios más poderosos del Paraguay y dueño absoluto de lo que en este país se puede decir, es una temeridad. Me lo advirtieron los “decentes” de la sociedad, cuya preocupación y consejos agradezco de todo corazón.

Debo decirles, ensayando algún pretexto, que mi espíritu de vocinglero de verdades incómodas es más fuerte que mi prudencia.  Dijo un pensador que el olvido siempre está lleno de memoria, así como existen gritos que a veces se escuchan en el silencio. Como escribiera Roa Bastos sobre el dictador Alfredo Stroessner, bajo cuya sombra se enriqueció Zucolillo, vientos de fronda están arrancando escamas galoneadas del tiranosaurio de la calle Yegros, que aplasta al pueblo paraguayo desde hace más de cincuenta años. O quinientos millones de años, lo mismo da.

La inmensa cola dentada del último Tiranosaurio del Paraguay, Zucolillo, va perdiendo día a día a los saurios más pequeños y serviles que tiene todavía amarrados, en tanto otros van partiendo porque así lo dicta otro cruel tirano, que es el tiempo. Su mayor error ha sido creer que durando indefinidamente podía escapar de la suerte que aguarda fatalmente a los tiranos: su autodestrucción.

El tiranosaurio de la calle Yegros, es evidente para todos menos para él mismo, se encuentra dando sus últimas boqueadas. Escribía Roa Bastos refiriéndose a los dictadores anacrónicos que “Estos monstruos antediluvianos, antihumanos, anulan las coordenadas de tiempo y lugar en la pesadilla de pavor que ellos producen”

Es exactamente la misma reacción que provocó por mucho tiempo Zucolillo. Escribía Roa Bastos refiriéndose a los dictadores anacrónicos que “Estos monstruos antediluvianos, antihumanos, anulan las coordenadas de tiempo y lugar en la pesadilla de pavor que ellos producen”.

La pesadilla, sin embargo, va terminando rindiéndose ante otro cruel tirano, el tiempo, y esta realidad ha sido notada por varias figuras del periodismo local.  Según Chiqui Avalos, bajo cuya atenta mirada nació y fue creciendo este libro, se trata de una revelación de detalles poco conocidos sobre el dueño de ABC Color, diario que celebrará su cincuentenario en el 2017.

Avalos afirma que se trata de una medulosa tarea, donde se citan todas las fuentes, y se trata de algo más que una recopilación de artículos publicados sobre el tema. La pregunta que se mantiene constante a lo largo del texto es si realmente se trata de un paladín de la libertad de prensa como lo presentan algunos, o un pícaro empresario periodístico como lo sostienen otros.

Su merito es haber descubierto antes que otros colegas paraguayos que la prensa, como diria Kapucinski es un buen negocio. Y sobre todo sirve para proteger o empujar los propios intereses económicos, o hasta proyectos políticos tras el indudable poder que genera el manejo de la opinión publica. Se documentan en el libro, testimonios del pasado, algo sombríos con referencia a los incendios que acabaron con la Ferretería, que se devoraron una enorme deuda al fisco, además de cobrarse la vida del sereno con lo que se produjo el cambio de rubro.

El trabajo, en opinión de Chiqui Avalos, se luce en la presentación de antecedentes que hacen a la historia personal de Acero y del ABC color, una escuela de periodistas con indudable peso en la opinión, además de los cambios de posiciones políticas muy sinuosas con la relectura de los editoriales pro Stroessner, y la postura de férrea oposición posterior que evidentemente le dio un tinte polémico, hábilmente capitalizado, hasta que provocó su cierre y su posterior reapertura después del golpe de 1989.

Habrá opiniones a favor y en contra del libro sin duda. Lo único que no ocurrirá es que pase inadvertido y genere controvertidas discusiones, ademas de destapar algunos episodios como la sociedad armada con Wasmosy, para explotar un servicio de TV TELSAT, y que terminó convirtiéndose en un extraño trío presidido nada menos que por el “Gusano” Menocchio, condenado por asesinatos, quien compró acciones y paso a tener como compañeros de directorio al empresario periodístico Aldo Zuccolillo y el ex Presidente de la República, Juan Carlos Wasmosy. Algo que como muchas otras cosas insólitas, solo pudo suceder en Paraguay.

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