CIUDAD DEL ESTE (Reseña Histórica, Redacción) Este texto fue extraído de la página de Facebook “Historia del Paraguay”, compartimos con ustedes. Cuando yo era niño mi papá me contó sobre un famoso cartel ubicado en la frontera con Brasil, zona Pedro Juan Caballero. Dicho cartel decía: “Aquí yacen veinte valientes brasileros muertos por un cobarde paraguayo”. Era un cartel que había sido colocado en la época de la guerra del Chaco por los brasileros. Y mi papá agregó: tan cobarde no habrá sido ese paraguayo que mató él solo a veinte soldados brasileros.
Hasta parece un chiste, pero así de tontos son los brasileros. Pasó el tiempo y averigüé, con paraguayos residentes en Pedro Juan, si sabían algo sobre dicho cartel, y la respuesta fue afirmativa. Ese cartel existió y estuvo mucho tiempo en la frontera, un poco hacia el lado brasilero. La buena noticia que me dieron fue que ellos sabían quién fue el “cobarde paraguayo” que había liquidado a veinte brasileros: YACARÉ VALIJA.
La historia fue así. Un poco antes de la guerra contra Bolivia (1932-1935), tropas brasileras se habían apostado a lo largo de la frontera entre Brasil y Paraguay. Lo mismo ordenó el gobierno argentino, desplegando tropas en todo el sector del Pilcomayo, antes y durante la guerra del Chaco. Estaban los gobiernos buitres de Brasil y Argentina a la espera de aprovechar cualquier debilidad o falla del Ejército Paraguayo para sacarnos mas territorios fronterizos.
Los soldados brasileros, que llevan en la sangre el salvajismo propio de sus antepasados bandeirantes, solían cruzar la frontera hacia el lado paraguayo y cometían atropellos contra la población paraguaya de la frontera. El gobierno en Asunción fue informado de esta situación pero nada hizo, como hasta ahora.
Pero cuando esta noticia llegó a oídos de Manuel Irala Fernández, mas conocido como “Yacaré Valija”, éste resolvió tomar cartas en el asunto.
Yacaré Valija era concepcionero, y en Concepción existía una fuerte tradición oral sobre los sucesos de la guerra grande, en tiempos del Mariscal López. Yacaré Valija era nieto de un excombatiente de esa guerra y sabía muy bien sobre las atrocidades cometidas por los soldados brasileros contra las poblaciones paraguayas en Concepción. Los concepcioneros originales sabían bien la verdadera historia de esa guerra, historia tan falsificada ya en vida del propio Mariscal López y hasta hoy. La historia “oficial” es falsa.
Concepción recién cayó en diciembre de 1869 en manos de las tropas aliadas contra Paraguay. Los aliados saquearon la ciudad de Concepción y otras localidades, matando, violando y saqueando todo a su paso.
La generación de Yacaré Valija tenía muy fresca la memoria sobre todo eso.
Entonces Manuel Irala Fernández “Yacaré Valija” decidió realizar una mas de las tantas hazañas de su vida. En medio de la oscura noche pasó él solo hacia el lado brasilero (no olvidemos que Yacaré Valija era el mejor soldado paraguayo de las fuerzas especiales y era un gran patrullero y explorador) y, encontrando uno de los campamentos militares brasileros, eliminó primero a los centinelas para luego ingresar a las carpas y encontrar a los brasileros durmiendo. Los degolló a todos y se retiró. Nunca supieron en Brasil quién había sido el que exterminó a todo un pelotón brasilero. La única información que obtuvieron es que fue un paraguayo. Por eso luego colocaron ese cartel en la zona.
Con ese escarmiento que les dio Yacaré Valija, los brasileros dejaron de pasar hacia el lado paraguayo para maltratar a nuestros compatriotas, muchos de los cuales eran asesinados por los militares de Brasil.
Yacaré Valija era como un soldado fantasma y solitario, que hoy podía estar en Concepción, mañana dar una vuelta por Amambay y pasado mañana estar de vuelta en su casa concepcionera, sin dejar rastro alguno. Así también exterminó pequeños campamentos bolivianos durante la guerra y nunca lo atraparon ni supieron quién era el exterminador. Los enemigos sólo llegaban y encontraban a todos sus compañeros muertos por degüello.
Cuando rescaté el machetillo de Yacaré Valija me pregunté “¿a cuántos habrá matado con esto”? Enseguida, en un descuido, el desgastado filo del machetillo rozó uno de mis dedos y brotó la sangre. Esa arma, tantos años después, aún estaba impregnada de un extraño poder. Y en las manos del legendario guerrero paraguayo ese machetillo fue el pasaporte al otro mundo para esos veinte brasileros del cartel, hoy extrañamente desaparecido.