UN GRAVE DELITO CON MUCHA IMPUNIDAD
“Entre 1950 y 2010, el 7 por ciento de los curas eran supuestos criminales”, aseguró la abogada que lidera la investigación. Según los informes, los niños abusados eran ignorados o incluso castigados, por lo que los religiosos quedaron impunes: la Iglesia solo los trasladaba a otra zona. En Paraguay ya hubo muchos casos, pero solo uno fue imputado, Estanislao Taní Arévalo. Hasta este punto se puede ver que la fe cristiana o los encargados de profesar la fe puedan cometer estos hechos aberrantes. Casi 4.500 personas denunciaron abusos sexuales a menores por parte de miembros de la Iglesia católica en Australia entre 1980 y 2015, según se dio a conocer este lunes en la reanudación de las audiencias de la comisión que investiga esos delitos.
“Los niños fueron ignorados o, peor aún, castigados. Las denuncias no fueron investigadas”, aseguró la abogada consejera de la comisión, Gail Furness, al revelar los datos recopilados por el organismo encargado de investigar cuál fue la respuesta oficial a los abusos sexuales de menores en Australia desde 1950.
En la primera jornada de audiencias, Furness explicó que se recabaron un total de 4.444 denuncias que apuntan a centenares de religiosos y 93 altos cargos de la iglesia, además de afectar a más de un millar de instituciones. La comisión ha hablado con miles de supervivientes y escuchado acusaciones de abusos sexuales a menores ocurridos en iglesias, orfanatos, clubes deportivos, grupos juveniles y escuelas.
Los datos recopilados indican que el 78 por ciento de los denunciantes fueron varones y un 22 por ciento, mujeres. La comisión real tomará declaración a casi todos los obispos del país en varias vistas públicas que durarán hasta el 27 de febrero.
También revelaron que la edad media de las víctimas fue de 11,6 años en el caso de niños y de 10,5 en el caso de niñas, y que las víctimas tardaron una media de 33 años en presentar las denuncias después de que el supuesto crimen fuera cometido. En total, unas 1.880 personas fueron identificadas como presuntos abusadores.
De estos, 597 o el 32 por ciento eran hermanos religiosos; 572 o un 30 por ciento, sacerdotes;543 o un 29 por ciento, laicos y 96 o el 5 por ciento eran hermanas religiosas, precisó Furness. El cardenal George Pell, estrecho colaborador de Francisco, está acusado de encubrir los abusos (AP)
La abogada criticó la gestión de estos casos por parte de la iglesia y denunció que los relatos de las víctimas son “deprimentemente similares”.
“Los niños fueron ignorados o, peor aun, castigados. Las denuncias no fueron investigadas. Curas y religiosos fueron reubicados. Las comunidades donde fueron trasladados desconocían su pasado”, aseguró Furness. “Los documentos no fueron guardados o fueron destruidos. El secretismo prevaleció, al igual que los encubrimientos”, añadió.
Los datos sugieren además que entre 1950 y 2010, más del 20 por ciento de los Hermanos Maristas, los Salesianos de Don Bosco y los Hermanos Cristianos fueron acusados de abusos sexuales, mientras que en la orden de San Juan de Dios la proporción sube a un 40,4 por ciento.
La abogada denunció ante la Comisión las dificultades impuestas por el Vaticano para obtener información sobre los abusos sexuales y en particular respecto al caso de un sacerdote acusado de pederastia. “La Comisión Real esperaba un mejor entendimiento sobre la acción que debería tomar en cada caso. La Santa Sede respondió el 1 de julio de 2014 que ‘no era posible ni apropiado proveer la información requerida'”, explicó Furness.