CIUDAD DEL ESTE (realidad fatídica, por Carlos Roa) Es triste ver una imagen como ésta ciudadana paraguaya que bajo la lluvia y acobijada por un paraguas tiene que vender un poco de bollo casero para aquellas personas que en algún momento pasen por ahí, ya que está lloviendo y ella no tiene otra cosa que hacer a sus 16 años, esta joven Marlene Ruiz Diaz, mientras que los grandes sinvergüenzas que tenemos en este país, comenzando por el Marito con descendencia de la dictadura que tiene recursos, producto de la sinverguenzía, el saqueo y el aprovechamiento en la era de la dictadura stronista, donde su padre era uno de los grandes saqueadores, sin – vergüenzas y no hay epítetos que no le caben a estos. Como tener un ministro del Interior Ernesto Bolamayor que sale a decir vyroreí, pelotudeces y sandeces y que ahora ndaje quiere cobrar una indemnización porque le faltaron al respeto en la muni de Asunción.
Y él acaso no tiene antecedentes, como en el año 2002 fue imputado por lesión de confianza, por un sospechoso pago irregular de más de US$ 500 mil, en concepto de honorarios de un escribano particular para la Copaco. En el 2003 fue acusado también por lesión de confianza, por supuesto desvío de más G. 1.700 millones, correspondientes a parte de un préstamo del Banco Mundial, que debían ser destinados a la reforma del Estado. Y ahí está, un estafador ministro del Interior, solo en Paraguay existen estas oportunidades. Mientras Marlene de tan solo 16 años se rompe la paciencia y la esperanza de la sobrevivencia y que alguna vez este país pueda cambiar. Pero cómo podría cambiarse, si el que roba en este país se le echa del cargo pero se va con el botín. El caso de Cartes, José Ortiz, Canillas, González Daher, Ibañez, Zacarías Irún, Verón, Sandra Quiñonez, Perla de Vázquez, Nicadrón, trato apu´a Ovelar, Hugo Velázquez, y otros como Victor Bogado, que se llenan el bolsillo y si van preso, no dejan nada ni para el tereré. De qué vale trabajar si en este país hay que robar para ser feliz. Total para qué se van a preocupar los tendotá, si aquí en Paraguay solo tenés que robar. Señores lectores, no es apología al delito, es una sátira a una realidad latente en nuestro país.