CIUDAD DEL ESTE (Politiquería, por José Luis Simón) ¿Su canciller le “asesora” o lo hace algún infiltrado de los enemigos declarados que tiene y a los que es tan funcional gracias a su interminable cadena de errores? Bueno, también pueden ser genios del entorno más íntimo, como cierto “rodanes”, “senador” en guaí según el diccionario de catástrofes que todavía podemos impedir. Si nos proponemos. Es decir: si gobernamos.
¿Ya no existen comisiones de RREE en senadores y diputados que les pidan cuentas vía cuestionamientos responsables? Y la prensa y los “analistas internacionales” que en calidad de ausentes pululan en ella, ¿tienen algo que decir al respecto?
Ahhh, claro, el viaje acaso se justifique para convencer en Ankara al autoritarísimo jefe de Estado turco, Recep Tayyip Erdoğan, de abandonar el bando de Putin, que todavía protege al ya desde hace tiempo inevitable genocida de su propio pueblo, el castro-bolivariano y cleptonarcocrático Nicolás Maduro, que tiene 5 o 6 fanáticos demócratas y defensores de los derechos humanos en nuestro Senado, los del Frente Guasu, que mucho le deben al líder del desaparecido “socialismo siglo XXI”, que les ayudó financieramente a realizar el aventurerismo 2008-2012, encabezado por Fernando Lugo con la complicidad de los liberales ávidos de manejar fondos públicos. Después les tocó el turno a los colorados, con el “republicano” HC, quien estuvo a punto de convertirnos en la República Tabesiana sudamericana. Ya antes había empezado la putrición de las ambiciones desmedidas, que suelo calificar de “hoguera de vanidades” infinitas.
Después nos quejamos de personajes como el senador P. Cubas, como si su gestación politiquera (explosiva combinación de populismo, incipiente liderazgo carismático, absoluta irresponsabilidad político-democrática, simbiosis inestable de anarco-nihilismo y de excelente actor de su personal e intransferible demagogia, autoproclamada a diario) nada tuviera que ver con nuestra historieta actual de la historia paraguaya, la de haber convertido un proceso de apertura democrática (el de 1989) en el fracaso ya casi total.
El de una población que todavía no es de ciudadanos, lo que continúan estimulando los liderazgos partidocráticos (tradicionales, nuevos y los surgidos en las sentinas de votaciones que no eligen) de muy plurales expresiones de irresponsables cívicos que a diario hacen crecer el número de adeptos de un personaje que se declara próximo dictador, que fusilará, cañoneará, pulverizará, y lo que se le ocurra, una vez que se lo hayan permitido la incapacidad de Abdo Benítez, las ambiciones desatadas de Cartes y la ignorancia, ceguera o complicidad de quienes se dicen líderes democráticos, oficialistas y opositores.