Cleopatra Filopátor Nea Thea (hacia 69 a. C.–30 a. C.) fue la última reina del Antiguo Egipto y de la dinastía ptolemaica, también llamada Lágida, fundada por Ptolomeo I Sóter, un general de Alejandro Magno. Fue la última del llamado Periodo helenístico de Egipto. A Cleopatra se le ha atribuido una belleza excepcional; sin embargo, grabados y dibujos hallados dan testimonio de que su encanto radicaba en su personalidad más que en su aspecto físico.
Los egipcios creían que en el origen de todo estaba Atum, el dios del Sol, quien se dio placer a sí mismo. Y al verter su fluido vital engendró a otras dos divinidades, Chu y Tefnut, que hicieron el amor y dieron lugar a una nueva generación de dioses. Estos iniciaron una rueda de relaciones sexuales que culminó en la creación del universo tal y como lo conocían. Y es que, tal y como afirma Josep Padró, presidente de la Sociedad Catalana de Egiptología: “El erotismo impregnaba la cultura egipcia, desde su particular cosmogonía (Ciencia o sistema que trata del origen y la evolución del universo) hasta la vida cotidiana”.
En 1824, unas excavaciones realizadas en la ciudad de Deir-el Medina descubrieron un papiro que incluía doce estampas de carácter obsceno. El documento era tan pornográfico que hasta el propio Jean-François Champollion (el traductor de la piedra Rossetta) se escandalizó al verlo. Hoy, sabemos que es más antiguo que el Kama Sutra y algunos al referirse a este documento lo califican como “la primera revista porno de la historia”.
Lo cierto es que, tal y como afirma Josep Padró: “Sus imágenes son tan explícitas y provocativas como las de cualquier manga clasificado X”. Las estampas del papiro describen acrobacias sexuales realmente imposibles. “Al ser la sexualidad algo cotidiano para los egipcios”, explica el experto, “no existían algunos de los tabúes típicos de otras sociedades”. Uno de ellos era el relativo a las relaciones prematrimoniales. Los testimonios que nos han llegado parecen demostrar que los jóvenes de uno y otro sexo gozaban de la abierta y consensuada complicidad de sus mayores a la hora de mantener relaciones íntimas.
Si hacemos caso a los mitos, Cleopatra y Ramsés II fueron ejemplos de atletas sexuales
Por el contrario, la infidelidad femenina no estaba bien vista. Respecto al matrimonio, la poligamia (tener dos o más esposas) estaba consentida, aunque no era común y solamente se daba entre las clases más acomodadas. “Aunque más habitual que tener varias esposas era que los ricos tuvieran una sola y varias concubinas”, aclara Padró. En cuanto se refiere al incesto, esta era una práctica reservada a los miembros de la familia real.
Sería decir demás que hoy en día se ha mejorado y se ha diversificado de una manera más elemental la pornografía visual de tiempos de Egipto, en donde Cleopatra enfrentó a dos grandes guerreros como Julio César y Marco Antonio, para la caída de Roma. Hoy en día en nuestro país existen dos medios que tienen un decálogo parecido a los escritos egipcios, que son diario Popular y diario Crónica, que muestran casi todo, dejando la imaginación del pubis a los masculinos que miran la foto casi en pelotas de muchas modelos chiroleras de la farándula paraguaya.
Gracias a Dios que todavía no se vio una batalla campal por culpa de una Cleopatra, perdón, claro que ya hubo, recordás el caso de HDD y su pelea con Anastacio Somosa alias Tachito, por María Angela Zulema (Miss Paraguay, 1974)?, que causó furor por las calles oscuras y silenciosas de Asunción, ya que de madrugada estos gigantes del placer se encontraban mano a mano después de un trago y otros más, y se sacaban en cara quién tenía el arma más grande.