CIUDAD DEL ESTE (realidad fatídica, por Carlos Roa) Con tantas cosas que contar, siempre encontramos lo más fúnebre en lo que respecta al Paraguay. Hoy día como estamos de moda en el mundo tenemos un intendente kelembú en Ciudad del Este, con seis titiriteros kelembuises. Tenemos un abuelo secuestrador que porque no salió bien el negocio, quiere cobrar 63 millones de dólares. Tenemos un ministro del interior cínico y tarambana, además de eso está acusado en dos ocasiones por estafa o lesión de confianza. Y nos preguntamos qué hicimos de vuelta para elegir a un presidente tan desbarajustado, que le importa un cara…como estamos los ciudadanos comunes, solamente la claque que viene hace tiempo estructurando la corrupción y la mafia en este país son las que a cada día más se favorecen.
Pero veamos el caso del concejal Kelembú, o Celso Miranda, un opositor tipo Robin Hood y al día siguiente amaneció como un kelembú Escariote, por venderse, dicen las malas lenguas que hubieron 150 mil razone$ que verdearon su camino. Ahora miremos los dimes y diretes de este abuelo secuestrador, que tiene la petulancia y el canallismo de querer cobrar por hacer un secuestro. Y porque le torturó ndaje José Schembori y Antonio Gamarra, el conocido polibandi de la institución policial, y que ndaje fue a mando del propio presidente de aquel entonces, Ka´ucho González Macchi y también estuvo metido el finado Julio César Fanego, oriundo de Ybycuí. La conclusión en este caso es que estos citados son los que deben pagar esta plata y no el sufrido estado paraguayo, que no tiene absolutamente ninguna responsabilidad en todo este drama. Similar la situación de la demanda presentada por los padres del joven Rodrigo Quintana, asesinado durante el marzo paraguayo del 2016, cuando que en realidad el que debe pagar de su peculio particular es el expresidente Horacio Manuel Cartes Jara.
Y para colmo, como es que designan a un ministro de nacionalidad uruguaya, quien además posee abundantes antecedentes por lesión de confianza, estafa y otros delitos. En el 2002 fue imputado por lesión de confianza, por un sospechoso pago irregular de más de US$ 500 mil, en concepto de honorarios de un escribano particular para la Copaco. En el 2003 fue acusado también por lesión de confianza, por supuesto desvío de más G. 1.700 millones, correspondientes a parte de un préstamo del Banco Mundial, que debían ser destinados a la reforma del Estado. Además Villamayor fue acusado por Ladislaa viuda de Aguilar, de haber contratado a su marido Gumercindo Aguilar, para brindar declaraciones falsas e involucrar a Lino Oviedo en el atentado del ex vicepresidente Luis María Argaña. Aparte de todo, un mitómano, ¿es decir todo lo que dice, es pura mentira? Tenemos muchos diputados, senadores y ministros sin vergüenzas, pero éstos gozan de impunidad gracias al poder económico que lograron acumular mediante sus negociados y la chicanería, sinverguenzías de fiscales y jueces.