El hospital regional de CDE es el centro asistencial público más grande del Alto Paraná, sin embargo es inservible para los pacientes. La jefa regional de salud pública, la Lic. Josefina Cabral es una de las más corruptas entre las jefas, actúa de manera prepotente, principalmente con los funcionarios contratados del consejo regional de varios puntos de Alto Paraná, como Presidente Franco, Hernandarias, Minga Guazú, el personal de blanco de distintos distritos trabaja bajo “chake” por parte de la encargada regional, porque ella padece de una enfermedad muy tétrica, la megalomanía, traducido en nuestro idioma vernacular, ojejapó.
Los contratados del Consejo Regional no cuentan con salarios pertenecientes al rubro de enfermería, ni siquiera cobran cada mes. Lamentable la actuación por parte de esta encargada de Salud Pública, quien cuenta con dos rubros rubros.
Es lamentable tener como jefa regional en el programa ampliado de inmunización una persona corrupta, prepotente, mediocre, sinvergüenzas, que no cuentan con capacidad suficiente para sobrellevar la promoción de salud de todos los altoparanaenses.
En tanto el propio director regional de la décima región sanitaria, Dr. Miqueas Abreu, quien también debe ser cómplice de algún negociado, como por ejemplo las fugas misteriosas de medicamentos biológicos (vacunas), ambos son encargados de la misma institución.
En vez de llevar adelante lo único que saben es la vista gorda o son cómplices y conniventes en la comercialización de los biológicos traídos para todos los niños y niñas que acuden al servicio de salud, pero éstos estarían vendiendo a las instituciones privadas, ya que todas las dosis de las vacunas cuestan como mínimo 400 mil cada una.
Estos sinvergüenzas de la salud no tienen ningún interés de inmunizar a los niños, por lo que no merecen estar en el cargo que ostentan. Este es apenas el comienzo de la serie de denuncias que estaremos publicando de cómo funciona este hospital que deja más muertos que vivos.