NACIONALES (por Carlos Roa) La presente comunicación ficticia entre un hombre y su esposa nos invita a reflexionar acerca de lo equivocados que podemos estar por nuestra propia percepción de las cosas y que en realidad no todo es siempre como parece, para tener una relación duradera y feliz lo mejor siempre será escuchar la otra campana .. y sobre todo mantenerse leal y fiel a quien escogimos como pareja.
Querida esposa:
Te escribo esta carta para decirte que he decidido dejarte, por el bien de los dos.
He sido un buen marido para ti estos siete años, y sin embargo no puedo decir nada bueno que me haya tocado a mí.
Estas dos últimas semanas han sido un infierno:
Hoy, tu jefe me llamó para decirme que habías renunciado al trabajo y eso fue lo último que pude soportar.
La semana pasada, viniste a casa y no mencionaste nada acerca de mi corte de pelo, cociné tu comida favorita y hasta estrené un nuevo slip, pero tú, llegaste a casa, comiste en dos minutos y te fuiste directa a la cama después de ver tu programa favorito.
Ya nunca me dices que me amas y ni siquiera me acaricias.
O me estás engañando con otro o ya no me quieres.
De cualquier manera, me quiero ir y te abandono.
P.D. No trates de buscarme. Tu hermana y yo nos mudamos a Barcelona juntos.
Que te vaya bien
Tu Ex-esposo.
Querido Ex-esposo:
No sabes qué alegría me ha causado recibir tu carta.
Es verdad que tú y yo hemos estado casados 7 años, aunque eso no significa que hayas sido un buen marido. Todo lo contrario.
Verás… Yo veo tantos progamas de tv, para tratar de ahogar el aburrimiento que me causan tus constantes quejas y malas actitudes. Qué pena que no funcionó nuestro matrimonio, porque yo te amaba.
Claro que noté que te habías cortado el pelo y la primera cosa que me vino a la cabeza fue:
‘¡¡¡Joder, si parece calvo !!!’…pero mi madre me enseñó que si no puedo decir algo bueno de alguien, es mejor no decir nada.
Cuando cocinaste mi plato favorito, debes haberme confundido con mi hermana, porque yo dejé de comer cerdo hace casi 7 años.
Me fui a dormir cuando te pusiste ese slip, porque la etiqueta con el precio todavía estaba pegada a la prenda y recé pidiendo que fuera coincidencia que mi hermana me pidiese prestados 30 euros esa misma mañana cuando la etiqueta marcaba 29,99.
No obstante y como todavía te amaba, pensé que todavía podíamos resolver lo nuestro, así que cuando descubrí que había sido la única ganadora de la lotería de diez millones de dólares, renuncié a mi trabajo para tener todo el tiempo para ti y, además compré dos boletos para Jamaica. Pero cuando llegué a casa, tú ya te habías marchado.
Todo ocurre por una buena razón, eso creo.
Espero que tengas la vida que siempre deseaste.
Mi abogado dice que gracias a la carta que me dejaste, no recibirás ni un céntimo, así que cuídate mucho.
P.D: Ah, no sé si alguna vez te comenté esto antes, pero mi hermana, Carla, cuando nació, se llamaba Carlos.
Confío en que esto no te será un problema.
Firmado:
Rica y Libre!!!