CIUDAD DEL ESTE (realidad fatídica, por Carlos Roa) Como en Ciudad del Este, Asunción y todos los puntos del Paraguay hay montones de lomadas irregulares, reductores de velocidad, sin pintura y en lugares que no deben de estar, poniendo en riesgo la vida de los ciudadanos, aparte de todo eso la gente ve una lomada como acelera y no como regulador del freno. A causa de los reductores y lomadas mal puesta y sin señales en la ciudad de Villa Elisa una pareja en moto yendo a camino al hospital, no vieron la lomada porque no contaba con la señalización respectiva, atropellaron, la señora de poco más de 30 años cayó al pavimento y un colectivo la llevó por delante, de esta forma murieron ahí mismo la madre y el feto.
Ciudad del Este está convertida en un basural, es insoportable la cantidad de cubiertas repartidas por todos lados, la entrada a la ciudad viniendo desde Foz es una mugre, situación que puede ser corregida y controlada por la municipalidad, pero a este pendejo nada le importa más que llenarse la barriga, se suman los rastrojos y basuras orgánicas que los ciudadanos sacan de sus casas, nosotros no entendemos si ellos mismos tiran en la vía pública o es que estas persona que trabajan con carrimotos son las que engañan a los dueños de casa haciendo creer que van a depositar en un vertedero legal y en realidad dejan en la calle lo que se les paga por llevar. Lo que si no nos cabe ninguna duda es que el lord de esta ciudad esta solo para figuretear, y ahora que saltaron las 30 denuncias en su contra se pone a mostrar la plazita, el basurero y el cemento que tiró aquí y allá. Ya nadie compra los espejitos hay que decir las cosas como son, no cuida la ciudad que le dio la suerte de ser un lord y gracias a eso tuvo muchos beneficios$$ MiguelPprieto y que desde hoy en más figura en la lista de los malditos de CDE.
Mientras tanto seguiremos rompiendo nuestros vehículos y nuestras rodillas con calles y veredas reventadas, con reductores de velocidad ilegales y sin control ni señalización y viviendo en la inmundicia. La anarquía de CDE.
