MOTOCHORROS POR DÍA ROBAN UNOS 1500 CELULARES EN TODO EL PAÍS
CIUDAD DEL ESTE. Los teléfonos celulares. Martin Cooper puede no ser un nombre famoso, pero su invento es conocido por más de la mitad de la población mundial que cuenta con un teléfono celular. El concepto de un teléfono de mano estaba en su cerebro cuando era niño y, con la ayuda de un equipo de Motorola, el primer auricular de telefonía móvil nació en 1973. Pesaba más de dos kilos.
Pero este hombre no sabía las consecuencias que podría traer también los teléfonos celulares que no pesan más de 100 o 200 gramos, y no como antiguamente, cuando le decían ladrillo. Lo más lamentable que con la tecnología también vino el caos, o sea, la tragedia de muchas personas que fueron asaltadas para saquearle su cel, como se dice. Uno de los casos más trágicos ocurridos en nuestro país, sucedió el 18 de agosto de éste año, en el barrio San José, donde un delincuente apuñaló a sangre fría, con más de 10 estocadas, simplemente para robarle el teléfono, que después iría a comercializar seguramente en el Jebai Center, donde se encuentran los reducidores, que abren la posibilidad de negociar estos teléfonos, cambiándoles ciertas piezas y actualizándolos como 0, para volverlos a vender.
Esto no es algo único o extraordinario, sino ocurre casi todos los días en nuestro país, donde se roban unos 1.500 celulares por día, a nivel país. Uno se da cuenta que la justicia en nuestro país, como la fiscalía, y otros encargados de ser contralores, son adornos o firuletes en la sociedad, porque éstos son los verdaderos culpables que ocurra una tragedia como esta, porque nunca actuaron de manera correcta, ni de oficio ni por deberes. Solo están para la coima, para los arreglos florales entre delincuentes, narcotraficantes, motochorros, y asesinos en el volante.
Estos cuando son detenidos, después de dos o tres días, máximo una semana, éstos ya recuperan su libertad gracias a las famosas medidas alternativas, otorgadas por los jueces benevolentes y pusilánimes, quienes alegan que la fiscalía no investigó bien y que no hay pruebas del delito. Pero es lógico, porque el asistente fiscal no está para eso, simplemente para decirle a su fiscal o fiscala, “no encontré nada, no hay nada”, yapoínte chuguy y esto es lo más triste de Martin Cooper, quien trajo al mundo una tecnología para comunicarse con mayor facilidad, inclusive sentado en un wáter de algún toilette pero nunca pensó que en Paraguay ya otra vez, esto sería motivo de asesinatos de personas inocentes en connivencia con los reducidores del famoso shopping Jebai Center.