CIUDAD DEL ESTE (Salud, por Carlos Roa) Una vez más la ineptitud y el estigma del paraguayo de vivir siempre en las costu7mbres y tradiciones del vaivai trae horribles resultados, en los últimos años las principales ciudades de Paraguay se han visto infestada de Universidades, algunas con habilitaciones en proceso y otras que directamente nunca fueron habilitadas, las conocidas como “Universidad de garaje”, con las aperturas de estas universidades nos minamos de extranjeros principalmente brasileños que vienen a invadir nuestro país supuestamente a estudiar medicina, cosa que en CDE ya hemos visto que es solo una forma de decir “me voy a paraguay a usar la platita de mis viejos mientras farreo y les hago creer a todos que estoy haciendo algo de mi vida”
Hemos visto innúmeras situaciones donde estos rapáis se encontraban borrachos, drogados, causando disturbios, contagiando el VIH SIDA entre ellos y también a los paraguayos, haciendo sus prácticas de estudiantes de medicina en los hospitales más pobres del país tratando con asco a los paraguayos enfermos que acuden a la precariedad del sistema de salud donde estos extranjeros ni siquiera hacen el esfuerzo de hablar en castellano, pero las nuevas universidades no son el único problema, tenemos una falencia enorme en educación, primaria, secundaria y universitaria, tanto es así que últimamente la moda es morir por negligencia médica, o bien quedarse discapacitado, inhabilitado para seguir la vida normal como consecuencia de que algún “médico” inescrupuloso, verdaderos matasanos, realizó alguna negligencia, es terribleeee lo que está pasando, no solo por los títulos que expiden para los extranjeros que ojalá vayan a ejercer su profesión a su país, pero los otros que quedan acá con su título de cartulina que no les sirve ni para colgar en el baño, que consiguieron con muchísima facilidad porque en este país nadie controla nada y encima no faltan los odontólogos que ni siquiera ameritan que se los llame médicos o doctores porque no lo son, solo se ocupan de la salud bucal y ni siquiera eso hacen bien, tienen el tupé de estar vacunándose porque gua’u ellos porque usan guardapolvo ya son personal de blanco, ya son los supuestos héroes de la pandemia, ni siquiera están en contacto con pacientes con enfermedades respiratorias, muchos ni siquiera tienen sus consultorios dentro de los hospitales pero ahí están, son los primeros que saltan cuando se habla de los que sí están trabajando en los hospitales, de los que se encuentran atendiendo los cuidados intensivos, aquellos que cumplen hasta 24hs de guardia manteniendo con vida con respirador manual en muchos casos a los pacientes que ingresan gravísimos al nosocomio. Ahora resulta que te vas para parir, salís en estado vegetativo, tu bebé quemado, una cadena de pésimas decisiones basadas en el total desconocimiento, la total negligencia de los supuestos profesionales, y en muchísimos casos además de todo eso se debe aguantar el maltrato de parte de esta gente.
¿QUIÉNES SON LOS MÉDICOS EN ESTE PAÍS?
Queremos mostrar solo algunos casos que ocurrieron en nuestro país pero sabemos que hay más y también y sabemos que los que exponemos aquí hoy son solo los que se “viralizaron”.
Renato Rojas Talavera, de 2 años, murió el 20 de agosto del 2019 luego de que su madre suplicara atención médica en el Centro Médico MIGONE mientras el personal de Urgencia se reían y tildaban de escandalosa y exagerada a la madre.
Violeta González Díaz, de 12 años, acudió con su madre al hospital San Pablo por fuertes cólicos menstruales y terminó en coma.
Elizabeth Parini, de 43 años, murió luego de 6 días de estar deambulando con muchísimo dolor por el IPS de asunción en busca de atención médica por los problemas renales que sufría, se solicitó su internación urgente para una intervención quirúrgica pero todos minimizaron su caso, nunca recibió la atención médica, cuando en medio de la desesperación sus familiares la llevaron al hospital de Villa Elisa ya era tarde.
María Sol Chávez, de 22 años falleció envenenada con flúor luego de que la odontóloga Lilia Espinoza le recetara tomar 2gramos de flúor en cápsula por día, durante 14 días. La joven falleció media hora después de haber ingerido la primera dosis.
Raquel Miranda de 29 años, acudió al Sanatorio Central en CDE con 8 meses de embarazo por presentar pérdida de líquido, fue a un control, pero para sorpresa de todos decidieron practicarle una cesárea de la cual terminó en estado vegetativo con daño cerebral, su pequeño hijo quemado por la negligencia con la que procedieron durante la intervención lo envolvieron en una manta de calor y lo dejaron frente a la estufa.
No es suficiente el maltrato y el abandono que se sufre en los hospitales públicos, también queda el clavo de la deuda para los familiares que logran ir a un hospital privado, pero quien le devuelve la vida y la salud a estas personas que solo son una muestra de la terrible situación sanitaria, el covid no es lo único, el dengue no es la prioridad, estos asesinos de blanco están desde mucho antes de la pandemia y es hora que se controle a quien se le está habilitando para jugar con la vida de las personas.