CIUDAD DEL ESTE (Corresponsal) Un caso muy llamativo ocurrió días pasados en el hospital regional de Santa Rosa del Aguaray, donde una serie de negligencias, malos procedimientos y desidia acabaron con la vida de un pequeño de dos años, que según los datos falleció a raíz de una infección generalizada (conocida como septicemia). Donde la madre clama desesperadamente justicia y que por lo menos en un hospital de esta envergadura puedan haber especialistas en cada una de las enfermedades y no simplemente muchos clínicos, que en síntesis, serían los médicos recién ingresados, que no tienen todavía el QI de la materia gris de como hacer un servicio de salvataje, como ocurre en la mayoría de los hospitales de Traumas, donde el salvador es apenas un R1 o R2. Ipora nde médico yarýi.

En ese nosocomio se dio la presencia de la fiscal Sandra Ledesma, de la unidad 1 de San Estanislao, quien allanó el hospital, ya que posiblemente no había agente fiscal en Santa Rosa, por lo que tuvo que irse la fiscal de Santani, a pesar de los pesares y la comodidad del trabajo. Pero en fin, por fin apareció una que intervino para ver dónde se pinchó la goma. Pero esta según fuentes dicen que entró, miró, hizo un giro de 180 grados y eskafedeu´se (ohó)

Ahora como siempre es más que seguro que esto queda en mera investigación, y cuando se llega a un estado final, el alegato o resuelve de la fiscal o juez del caso estará expreso en estas palabras: es que no tenemos combustible para hacer la investigación. Son estas y otros epítetos que usan fiscales y jueces de nuestro país, mientras están más para ver quién es el kavajú de turno para acoplarse a otro trabajo más rentable, que servir al pueblo, ya que tienen salarios de los contribuyentes, pero se burlan catastróficamente, como si fuese de una apendicitis (condición causada por la inflamación del apéndice) a una peritonitis (Inflamación del peritoneo debida, generalmente, a una infección y cuyos síntomas son dolor abdominal, estreñimiento, vómitos y fiebre, ¿pe pillá? Y bueno, este es el Paraguay querido, que sirve solamente para granujas, sinvergüenzas, vividores, cretinos y saqueadores, con un solo título: politiqueros.