CIUDAD DEL ESTE (politiquería, por Carlos Roa) Otra prueba de traición a la patria de Abdo Benítez y Hugo Velázquez, actuales desgobernantes apoyados por el partido Colorado y los tabesianos de Cartes. La diputada Gleisy Hoffmann es del riñón del PT Lava Jato, sin embargo, el sabio Deng Xiaoping, sucesor de Mao Tse Tung, (líder de la Revolución China) ya decía: no importa el color del gato, si caza ratones.
En tanto, el titular del Congreso, Blas Llano, sostiene que el pedido de juicio político al presidente de la República, Mario Abdo Benítez, y al vicepresidente Hugo Velázquez debe resolverse lo antes posible. Manifestó que públicamente él no podía apoyar porque está en la línea de sucesión y no quiere que se interprete como un oportunismo político. Refirió que tiene que garantizar el normal funcionamiento de las instituciones.
“Debe resolverse lo antes posible porque no se puede tener sobre la espalda del presidente una espada de Damocles”, sentenció. Manifestó que si corre el juicio político, lo que correspondería son las elecciones, y que no le quita el sueño ser presidente de la República.
Además, acotó que tampoco le quita el sueño seguir al frente del Congreso, ya que escuchó rumores de que quieren cambiarlo para dejarlo fuera de la línea de sucesión. Señaló que maneja la información de que los presidentes de Argentina, Mauricio Macri, y de Brasil, Jair Bolsonaro, tuvieron una participación importante para frenar el juicio político.
Efraín Alegre, líder de la oposición, señaló que los mensajes publicados, donde se confirma que Marito estuvo en conocimiento de los detalles de la cuestionada negociación en torno a la energía de Itaipú, incriminan más al presidente en lo que denominó una “entrega de la soberanía”.
“Los mensajes lo comprometen mucho más, porque decíamos que no podíamos quedarnos con el florero (por el cargo de vicepresidente), sino que debíamos ir mucho más porque es compromiso del presidente”, señaló y desarmó la tesis por la que Marito salió a justificarse diciendo no conocer los alcances del acta. “Ningún acuerdo de las altas partes sobre Itaipú puede hacerse sin el consentimiento del presidente y él no puede decir que no entiende y si no entiende, mucho menos puede ser presidente”, cuestionó. “Estos hechos de traición son responsabilidad suya”, sentenció Alegre.