CIUDAD DEL ESTE (Corrupción, por Carlos Roa). Recientemente un secretario de la aduana, Oliver Palacios alias Botija se declaró como Sicario de periodistas, increpando de esta forma a un periodista en ejercicio de este medio. Lo que no sabemos es si estas amenazas han sido direccionadas desde un superior pudiendo ser el oficial guarda Agustín Vega, o quizás el jefe Osvaldo Carísimo o si son parten del mismo Botija, ¿Cómo es posible que tengan dentro de la institución de Aduanas a un personaje de esta calaña? Que evidentemente se siente respaldado y protegido por su jefe inmediato Osvaldo Carísimo e inclusive marinos que están de guardia en los días que este individuo se encuentra por la zona porque es sabido que la verdadera labor de Palacios se da recién los fines de semana donde se disfraza de aduanero para cobrar la coima.

Es evidente como les causa urticaria las publicaciones que se realizan en relación a Aduanas, sin embargo, no procuran sanear la institución, o cumplir con la labor que les corresponde, sino que creen que pueden amenazar e intimidar al cuarto poder para que ya no realicen publicaciones que afecten la imagen de la institución, el director Julio Fernández viene a demandar a cualquiera, a claudicar sus derechos y no toma cartas en el asunto porque son estos parásitos que están dentro de la institución los que ensucian la imagen de Aduanas y no nosotros, así porque este medio está respaldado por informantes que están dentro mismo de la institución y que son quienes nos cuentan al dedillo lo que ahí ocurre, nosotros no inventamos y no vamos a dejar de cumplir con nuestra labor informativa.

Queremos poner en conocimiento de la ciudadanía que el director de este medio ya hizo las denuncias correspondientes en base a las declaraciones de este señor que no pasa de un simple secretario a quien se le da poder y atribuciones de Aduanero para poder hacer el trabajo sucio de la coima, y seguramente quien sabe qué otras matufias y es por esta razón que tanto los secretarios como los policías que trabajan de guarda espaldas gua’u se creen de repente intocables, inmovibles de sus puestos por saber cómo funciona el matute y que además, tienen a todos en zozobra constante de que si los sacan de sus puestos van a destapar la olla.