Como dijo aquel refranero español “para muestra basta un botón”, este hecho está más que configurado en la justicia, pero como vivimos en un país donde impera la impunidad, la corrupción es el pan de cada día de los ciudadanos paraguayos, donde están manipulados por las carteras de Estado, los entes e instituciones, así como el Ministerio Público, Policía Nacional, Defensoría del Pueblo, Contraloría General de la República, Ministerio del Interior, Ministerio de Justicia, Ministerio del Trabajo, Salud Pública, Obras Públicas, Hacienda, realmente una cadena de instituciones que operan de la peor manera posible. Por tal motivo el caso del excomandante de Policía, Francisco Alvarenga y sus esbirros, que cometieron todo tipo de negociados, siendo éstos los representantes de la fuerza pública, que deberían velar hechos de cualquier índole en contra del patrimonio del país y de los ciudadanos.
El caso de la señora Ada Liz Da Rosa, esposa del policía infiel Roberto Osorio Romero, imputada por presunto lavado de dinero. Durante años la pareja hacía gala de una vida principesca, con vehículos de alta gama y bienes de valor millonario que no se compadecían de sus ingresos legales. Los agentes anticorrupción solicitaron al juez penal de Garantía la aplicación de la medida cautelar de prisión preventiva para Osorio, y para Da Rosa medidas alternativas a la prisión. El Ministerio Público tiene como hipótesis preliminar que Osorio Romero realizó cuantiosas adquisiciones de bienes muebles, y que mantuvo un estilo de vida superior al salario legítimo que percibía como servidor público y otras posibilidades económicas lícitas. De acuerdo a los datos, el suboficial realizó viajes, pagó seguros y otros tipos de servicios. Para todo eso utilizaba a su esposa Ada Da Rosa Franco, quien con su nombre hizo gran cantidad de compras de bienes que, según la investigación fiscal, no condicen con las reales posibilidades económicas de la pareja.
La imputada no contaba con un empleo formal o estable, y sin embargo adquirió vehículos de alta gama, entre otros gastos millonarios. Este hecho hace presumir que en realidad la mujer procuraba el ocultamiento de bienes adquiridos por su marido a través del enriquecimiento ilícito en la función pública. Lo más lamentable es que esta señora, apenas pisó la cárcel del Buen Pastor, la justicia ya le otorgó la prisión domiciliaria, al igual que a su marido y demás involucrados en este sonado caso. Esto ocurre y seguirá ocurriendo hasta que no tengamos autoridades serias, responsables y honestas en nuestro país, que en muchos casos son ayudados hasta por los medios, que les dan protagonismo para defender lo indefendible. Hasta cuándo Paraguay te pondrás de cuclillas frente a tus autoridades?