CIUDAD DEL ESTE (Redacción) La Justicia falló a favor de que la carrera de Medicina de la Universidad María Serrana, vuelva a dar clases a los estudiantes inscriptos en la sede central y en Ciudad del Este. Un Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Comercial, del Tercer Turno a cargo de la magistrada Mafalda Cameron, hizo lugar a una medida cautelar presentada por una estudiante de la Universidad María Serrana. Realmente un circo, un show de mercaderes donde la justicia se doblega al mejor postor. Sencillo es, no están habilitados, no cumplen los requisitos y en consecuencia simplemente no deberían seguir impartiendo clases.
Son un peligro para la sociedad paraguaya, donde además de recibir una instrucción blanda ponen en peligro a la ciudadanía que acude a los centros de salud y son recibidos por estos pseudo estudiantes, que más bien vienen a farrear, a drogarse y apostar en los casinos y que no son orientados, instruidos y terminan cometiendo actos negligentes que finalmente perjudican más de lo que sanan. Otra cosa son los estudiantes brasileños que ni siquiera residen en la ciudad, sino que viven y gastan su dinero en Foz de Iguazú y están en esta universidad evidentemente por las facilidades que otorga, en síntesis ese paradigma con que los defienden los aduladores donde usan de excusa que estos traen dinero para el país, que todos ndaje ganamos.
Es deprimente e indignante como la Dirección General de Migraciones otorgó sin reproches la residencia y la documentación a todos los que solicitaron pagando el canon oficial y el extra oficial, sin revisar el estado salud de los inmigrantes, sin corroborar los antecedentes penales y judiciales de estos que se han convertido en invasores, así de simple es, si el día de mañana Brasil toma la decisión de terminar de adueñarse del Paraguay ya tienen a la mitad de la población bajo su mando, y como la plata hace bailar al mono también la justicia se doblega, acá nos e trata solamente de que vienen a estudiar a Paraguay porque el costo es inferior a lo que abonan del otro lado del río, vienen a Paraguay por las múltiples facilidades donde desde el segundo año ya están tocando los cuerpos y atendiendo a los enfermos sin tener noción de lo que están haciendo, mientras que del otro lado recién en el quinto año pueden acercarse a las personas.
Por esta y muchas razones es que estamos plagados de brasileros, y seguiremos siendo víctima de aquel refrán de que la plata hace bailar al mono porque el Paraguay ha perdido toda dignidad.