Al principio de la humanidad, Dios creó al hombre y la mujer y les puso nombre a cada uno, a la fémina Eva y al hombre Adán. Como en aquellos tiempos existían pocos cojinetes, más conocidos como modistas o modistos, simplemente usaban el atuendo del día a día en el paraíso de los manzanales, usando apenas las hojas del paraíso, para cubrirse las partes íntimas, ya sea de Eva como de Adán. Más de 2 mil años totalmente evolucionado el mundo, casi llegamos otra vez a la era de Adán y Eva, las mujeres desde 2000 pusieron en práctica la tendencia del raspaje del pulvis (vulva) modalidad traída de Europa, principalmente en Rusia, Grecia, y otros países que la relación sexual se concreta en situaciones complicadas. Entonces muchas de ellas, damas de la noche, que deambulan por las calles como noctámbulos para conseguir un programa con algún cliente, tuvieron que usar el método del raspaje, para evitar los malos olores, ya que atendían a sus clientes en el auto y no podían asearse de la manera más adecuada.
Hoy día esa tendencia ultrapasó la línea de fuego, muchos hombres, principalmente europeos, latinoamericanos, paraguayitos, argentinos, bolivianos, peruanos y brasileños, ya usan también esa metodología del raspaje de las bolas del Fraile y muchas de las mujeres actuales, que están en esa tendencia, exigen a su pareja que se raspen, no solo depilarse, y asearlo para que se pueda olfatear un aroma exquisito y contagiante y no desagradable, aburrido y repudiable. Entonces hoy día esa tendencia del raspaje en ambos sexos es una forma de estar más prolijo y así de esta manera poder compartir con la pareja de turno un tsunami de emociones donde no habrá contratiempo ni vellos sabanales que puedan objetar a una lengua atrevida.