En vez de legalizar la muerte, solo hay
que usar métodos anticonceptivos
CIUDAD DEL ESTE (tendencias, por Carlos Esteban Roa) Un caluroso debate se produce en todo el mundo sobre la definición de la palabra y el hecho aborto, que significa “El aborto (del latín abortus) es la interrupción y finalización prematura del embarazo de forma natural o voluntaria. En un sentido más amplio, puede referirse al fracaso por interrupción o malogramiento de cualquier proceso o actividad”. Incluso el Papa Francisco y la religión Católica Apostólica Romana es contra de este sacrificio que se hace quitando la vida de un feto que se aproxima a la concepción de la vida. Por eso hay una controversia de ideas, donde algunos son contras y otros a favor de esta palabra lúgubre, conocido el aborto. Conste que en Paraguay es delito y en otros países es legal, pero como siempre se dice, Paraguay tiene sus puntos neurálgicos donde hay unas decenas de parteras empíricas esparcidas por todo el territorio paraguayo, como también novatas que practican ese acto y no tan solo matan al feto, sino a la madre de esa vida en transición.
Ahora bien, para aquellas mujeres que quieren tener una relación constante, como se suele decir, un jaguar en la cama que la haga llevar a las estrellas, que cada vez que su másculo lo acaricie y lo toque, esta se sienta navegando en la estratosfera. Es muy simple, porque no enseñarlas desde pequeñas, como desde los 12 años, donde padres y madres y profesores, sobre el uso de los preservativos, conocidos como condones o con aquellas pastillitas que se consumen día a día para que la fiesta entre su pareja sea constante, abundante y sin ningún tipo de riesgo. Claro, es bien sabido que para el hombre que va tener una relación con su pareja, esposa, amante o algunas meretrices no le es satisfactorio el chupar un caramelo con su pireca.