CIUDAD DEL ESTE (educación, por Carlos Roa) Es tétrico, patético y funesto la manera como tratan a los interesados de saber un poco más cuáles son las normas exigidas por ANEAES para que en cualquier lugar del país, en un espacio de 12 x 30 se pueda abrir un predio y ponerle universidad Santa Clara, Santa Carmen, Santa Vicentina o lo que fuera. Llamamos hoy 1 de marzo sobre los espacios que debe reunir una universidad para poder obtener la licencia de operar legalmente, como por ejemplo biblioteca, la dimensión, cantina, baños, salas de clase climatizadas, pupitres individuales y cómodos, ventilación, espacio de recreación, laboratorios, morgue, y otros artilugios para que la educación realmente efectiva. Y no que cualquier yaguá corneta porque es amigo del tío del gobernador o de algún diputado o senador ya puedan darle la habilitación de dicha casa de estudios, conocido como universidades, facultades que serían las subdivisiones o simplemente como lo llaman muchos de los arandu kaaty de nuestro país, el corta orejas de los asnos.
Porque la enseñanza que se da en nuestro país no está actualizada a nivel mundial y los prosores son más o menos nomás, no son maestros. Entonces en muchos casos esos alumnos que viven estudiando a través de internet son aquellos que participan en concursos, de matemática, historia, filosofía, sicología, pedagogía y vienen con alguna medalla que ganaron concursos en países aledaños, son los privilegiados que tienen la mente un poco más desarrollada a través de la curiosidad. Porque si fuese por los prosores, ni medalla de lata hubiésemos obtenido. Llamamos a la ANEAES y nos atendió una tal Carmen Vicenti, diciendo que es la secretaria general de dicha institución. Cuando quisimos información, nos derivó al departamento de prensa, donde lamentablemente nadie estaba presente. Solo solicitó que enviemos nuestro currículum y que de acuerdo a eso nos iba a responder por escrito. ¿Como así podemos escribir un material, siendo atendidos de esta manera lamentable y deplorable? Lo que parece es que estos solo están para negociar las habilitaciones y no ser contralores de aquellos especialistas en hacer universidades de garaje.
Carmen vicenti. Secretaria aneaes.
LEY Nº 828 DE UNIVERSIDADES
Art. 5°.- Corresponde al Poder Ejecutivo aprobar los Estatutos y autorizar el funcionamiento de las Universidades privadas siempre que concurran los siguientes requisitos que deberán ser acreditados ante el Ministerio de Educación y Culto:
- a) poseer instalaciones físicas, requeridas para el eficiente funcionamiento de las unidades pedagógicas y de investigación;
- b) disponer de los recursos humanos calificados para el cumplimiento de sus fines; y
- c) presentar un proyecto en el que demuestre la viabilidad económica, los recursos que se brindarán para alcanzar los fines propuestos, los beneficios que se brindarán a la colectividad a las que se integre.
Art. 6°.- Los planes y programas de estudio e investigación de las universidades privadas deberán tener equivalencia en su contenido con los desarrollados en las Universidades Nacionales.
Los estudiantes, principalmente de universidades nacionales, son más exigentes y salen a reclamar sus derechos, tal como ocurrió en la UNA.
Si bien es cierto que muchas casas de altos estudios buscaron ponerse en reglas ante la serie de denuncias de existencia como “hongos” de las llamadas “universidades garajes”, más de la mitad de las 53 universidades habilitadas en el país, no cuenta con ninguna carrera habilitada. Esto quiere decir que aunque los títulos son válidos, no se garantiza la calidad profesional de los egresados, quienes no podrán postular a cargos públicos ni presentarse en llamados a licitación.
Además de garantizar la calidad, la certificación por parte de la Agencia Nacional de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior (ANEAES) es importante atendiendo a lo que establece el artículo 82 de la Ley de Educación Superior, que refiere que la acreditación es un requisito indispensable para acceso a concurso, licitaciones y prestaciones de servicios.
La ANEAES es la institución encargada de evaluar la calidad académica que ofrecen las universidades. Tiene como rol evaluar si las carreras habilitadas por las universidades públicas y privadas cumplen con ciertos estándares de calidad.
Muchas casas de altos estudios se someten a las evaluaciones para obtener la acreditación correspondiente, pero, o se quedan por el camino o, directamente no pasan la evaluación, ya sea por falencias en el proyecto académico, escasas horas de clases (asisten solo los sábados), poco desarrollo de los contenidos requeridos, un cuerpo docente con poca formación, falta de equipamiento de sus laboratorios o bibliotecas desactualizadas, entre otras deficiencias. Tal es el caso de las “universidades de garage”, que perjudicó a más de ocho mil estudiantes y que en estos momentos se está dando respuestas a los “estafados” con el propósito de que los mismo no pierdan sus estudios, siempre y cuando cumplan con algunos requisitos impuestos por las autoridades competentes.