Dolores Vázquez Báez, a sus 85 años, decidió desafiar todos los obstáculos para seguir su sueño: convertirse en doctora.

La señora se matriculó en el cursillo de ingreso de la Facultad de Medicina, de la Universidad Nacional de Itapúa (UNI), y ya está estudiando junto a un montón de jóvenes.

Para la doña, estudiar medicina es una tarea pendiente que no pretende seguir posponiendo. “No pretendo ser rica, solo deseo que me dejen estudiar”, expresó Dolores, en entrevista con la Coordinación del Curso Probatorio de Ingreso.

La dictadura la atrasó

La abuela, quien es soltera, es oriunda de General Delgado, pero vivió hasta hace unos días en San Cosme y Damián. Ahora se instaló en Encarnación.

Siempre tuvo sed de conocimiento, pero cuando era pequeña tenía la obligación de trabajar y sólo sus hermanos varones iban a la escuela.

“El sexto grado terminé a los 16 años. Esperé 6 años para entrar a la secundaria de noche, a los 22 años recién. Por ser mujer, me atrasé tanto porque no tenía muchos derechos”, dijo.

Sus clases

La señora entró tímida al primer día de clases, pero sus compañeros fueron muy amigables.

“Se me descompuso una birome y no podría escribir. Apareció un varón que estaba observándome y me ayudó ese primer día. Ahora con el celular las chicas me ayudan a usar”, expresó.

Química y biología son sus materias preferidas. “En clase pregunto al profesor mis dudas y eso les gusta. Es que desde chica me gustó estudiar”, apuntó.

Se sienta bien enfrente, cerca del maestro.

“No me cuesta aprender, pero sí cuando estoy muy cansada. Eso hace que no escuche bien y no vea bien el pizarrón”, acotó.

Su fe la acompañará en este largo camino. “Ahora estoy sabiendo muchas cosas más, estoy guardando en mi memoria lo que aprendo. Rezo mucho a Dios y la Virgen cuando voy a hacer las cosas”, manifestó.