CIUDAD DEL ESTE (Reflexión Presidencial, por Esteban Roa) En 2018 asume un nuevo presidente en Paraguay, Mario Abdo Benítez, de quien apenas se sabía como referencia que era hijo de uno de los jerarcas stronistas, el secretario privado del dictador tembelo, Mario Abdo, otro gran sin – vergüenza. Su hijo, Marito, tras el golpe fue enviado a EEUU, en donde hizo algunos estudios menores, intrascendentes, como una licenciatura en Marketing. A su retorno, rápidamente escaló posiciones en política, llegando a convertirse en senador de la Nación, ya que en Paraguay la politiquería es lo más simple para ganar dinero, gracias a la fortuna malhabida de su padre, quien según las malas lenguas sostienen, era el que elegía a las víctimas del tembelo, jovencitas virginales de entre 10 y 14 años, cuya sangre era usada para los baños del dictador después de ser ultrajadas en la gran casona en Ayolas, según cuentan las leyendas y los relatos de personas que tuvieron la suerte de escapar de aquella realidad fatídica.
Esta dramática situación ya se viene arrastrando desde los tiempos del general Bernardino Caballero, el fundador del partido Colorado y liberales, generador de nuestras desgracias que se vienen extendiendo hasta los días de hoy. Este lo primero que hace es convertirse en masón y de ahí viene el figuretti cargo de general.
Y como bien se sabe, el presidente Mborito es uno de los hijos del Coloradismo, del Stronismo, aunque recientemente Goli Stroessner, nieto del dictador, lo calificó de traidor, porque Marito se negó a repatriar los restos del dictador con honores de Estado. Pero independientemente a eso, este desde el inicio de su mandato demostró gran inutilidad, inoperancia, y lo que es peor, permitió y sigue permitiendo todo tipo de robos a sus secuaces, y sólo cuando toma estado público ensaya alguna medida gua´u, para seguir manteniendo las apariencias de que combate la corrupción.
En síntesis, cómo un sujeto que nunca trabajó en la vida, que siempre vivió de la fortuna malhabida de su padre, va a dirigir un país, es la gran pregunta que se hace la ciudadanía. Claro, ganó la Presidencia debido al gran rechazo que había contra Horacio Manuel Cartes Jara y su delfín Santi Peña, Efraudín Alegre tampoco convencía, por lo que Mborito parecía el mal menor, aunque hoy día una vez más nos lamentamos por la incompetencia de este ñembo presidente, quien debió haber sido rajado del cargo ya el año pasado, cuando pretendía vender Itaipú.