Fiscal general del estado Alejo Vera embauca a pobre quesera

 

COMPRÓ CINCO KILOS DE QUESO, PERO JAMÁS PAGÓ A ÑA MARÍA

CIUDAD DEL ESTE (Judiciales, por Charly Freenz) Es realmente increíble lo desvergonzado que llegan a ser ciertas autoridades, que suben a algún cargo y ya se creen Dioses, sin necesidad de pagar sus cuentas, por más ínfimas que puedan parecer. Y que por tal motivo, personas inocentes, que trabajan de sol a sol para llevar el pan de cada día a sus hogares, sufren los embates de esta desidia y de hacerse del ñembotavy, ante una deuda totalmente legítima. Recordemos que el defenestrado fiscal general del Estado, Javier Díaz Verón, hoy día con permiso ndaje, le nombró a su hombre de mayor confianza, Alejo Vera, para ocupar su lugar en el trono del Ministerio Público.

 

Pasaremos a relatar una anécdota de cómo se maneja este señor. El día 22 de diciembre, a las 11 de la mañana, la señora María Almirón, humilde vendedora de queso, se acercó a la sede del Ministerio Público. Cuenta que la misma que adquiere el kilo de queso a 18 mil guaraníes el kilo y luego vende por la ciudad a 30 mil, para tener así una pequeña ganancia. Aquel fatídico día, la misma llegó hasta la oficina de este cuestionado señor, Alejo Vera, cuando eso aún fiscal adjunto en Ciudad del Este. El mismo observó el producto, le gustó y dijo “dame cinco kilos, te pago enseguida”. La suma era nada más de 150 mil guaraníes, sin embargo, este se dio a la fuga. Cuando la quesera regresó al despacho del fiscal, salió un flacucho secretario diciéndole que su jefe ya viajó a Asunción y que no tenía fecha de retorno, prácticamente le dijo eyú lune. Sabido es que después, este ya asumió el cargo de fiscal general y lo demás es historia. En tanto, la pobre señora María se quedó con la deuda y hasta tuvo que empeñar su teléfono celular, porque no tenía para pagarle a su proveedor, quien todos los días le requería por su plata e incluso perdió la confianza del señor, por lo que ahora ya no puede vender quesos y tiene que dedicarse a vender queso rallado.

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