INSTITUCIÓN POLICIAL CONVERTIDA EN ANTRO DE SAQUEADORES Y SIN – VERGUENZAS

PATRULLERAS

DEFINICIÓN ES BRILLANTE, PERO ACTUACIÓN ES LAMENTABLE

CIUDAD DEL ESTE (Policiales CARLOS ROA) La Policía Nacional de Paraguay es una institución profesional, no deliberante, obediente, organizada con carácter permanente y en dependencia jerárquica del órgano del Poder Ejecutivo encargado de la seguridad interna de la Nación. Su función es mantener el orden público legalmente constituido, de la prevención de los delitos y de su investigación bajo la dirección de la autoridad judicial. Es dirigida por un agente policial de jerarquía superior, que lleva el título de Comandante de la Policía Nacional, el cual posee impedimentos constitucionales para ejercer actividades político-partidarias.

La definición realmente es brillante, pero la actuación de estos agentes policiales de hoy día es realmente un circo de Avellaneda. La mayoría de los agentes policiales están involucrados en delitos menores, mayores y hasta en saqueo de la propia institución, como el caso del excomandante Francisco Alvarenga, quien robó combustible, en connivencia con otro subalterno. Aristides Cabral, involucrado hasta en tráfico de drogas, según la embajada americana. El actual comandante, Críspulo Sotelo, quien le hambrea a sus propios ta´yra mientras él sigue coimeando, según la fuente, que ya lo conoce hace tiempo, cuando hizo su pasantía en Delitos Económicos, según indican las fuentes.

Antonio Gamarra, identificado por Juan Arrom y Anuncio Martí como responsable del secuestro y tortura contra dichas personas, que a su vez fueron vinculadas al secuestro de María Edith Bordón de Debernardi. Gamarra fue sindicado de encabezar el equipo secuestrador y de tomar las decisiones sobre las torturas infligidas a los secuestrados. Asimismo, cuando ocurrió el asesinato del dirigente campesino Benjamín “Toto” Lezcano, en febrero pasado, el comisario principal Gamarra lanzó la hipótesis de que la víctima tenía conexiones con el EPP.

Y no son apenas los jefes, sino también policías de rangos inferiores que plantan drogas a la ciudadanía y luego extorsionan a las personas, como ocurrió esta semana en Asunción con una modista. O entonces las sobrefacturaciones con la compra de patrulleras, motos y equipos de comunicación, tema también muchas veces denunciado pero que nunca tuvo eco en las máximas autoridades del país. Este mal no es exclusivo de la policía paraguaya, sino a nivel mundial, y nos preguntamos: ¿qué está ocurriendo con los valores humanos, donde dice la presentación de los que tienen que cuidarnos y lo que están haciendo, buscando ventaja para saquearnos. Mientras tanto los jefes superiores hambrean a sus subordinados y hacen de ellos un hazmerreír de la ciudadanía. Además las supuestas inversiones hechas por el gobierno para dotar de una infraestructura ndaje, como dice el curepa que vive hace pocos días en Paraguay “shaguá to´u nde bola, volái”.

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