LA HIPOCRESÍA DE LOS HIJOS

CIUDAD DEL ESTE (Reflexión, por Carlos roa) Duela a quien le duela… En la relación con tus padres no tomes en consideración si tus hermanos deciden ayudar o no. ¿Yo para qué les doy? Si mis hermanos no aportan, ¿yo por qué tengo que aportar?

En consecuencia, debes tener en cuenta que darle a tus padres SIN ESPERAR QUE LOS DEMÁS APORTEN siempre será importante, lo malo es que en esta vida no todo es dinero.

Es una compañía a su lado, una conversación durante el desayuno, comida o cena, una ayuda en su hogar, ver y revisar qué es lo que tu padre o madre necesita, preguntar qué hace falta, en qué te puedo ayudar, tomarse un día libre para disfrutar de una amena tarde conversando mientras degustan de un buen café y se deleitan con la compañía de sus adorables nietos.

Pero muchos ponen pretextos:

–NO TENGO DINERO.

–ELLA O ÉL TIENE PENSIÓN.

–NO SOY SU ÚNICO HIJO.

–NO TENGO TIEMPO PARA VERLOS.

–TENGO MUCHO TRABAJO.

–SE ME DIFICULTA IR.

–VIVEN DEMASIADO LEJOS.

Lo absurdo es que, cuando los ves en el ataúd, en ese momento sí tienes o buscas dinero, sí tienes tiempo, dejas tirado el trabajo y no se te dificulta ir al velorio y al sepelio; solamente en esa situación sí tienes todo el tiempo del mundo para estar con ellos, cuando tu ser querido YA NO TE PUEDE VER, OÍR, SENTIR, NI ABRAZAR O BESAR.

Recuerda esto:

Que con la gratitud que ayudes a tus padres será la misma que tus hijos lo harán por ti, la manera que hoy los trates será la misma que recibirás mañana de los, tuyos.

Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.

 

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