(Primera Parte)
En tiempos sobretodo de la Edad Media, la prisión no era ni de lejos el peor método de castigo, ni siquiera lo era una muerte en la que fueses apedreado o tirado por un acantilado. Había increibles y maquiavélicos modos e instrumentos de tortura que podían hacerte sufrir y sufrir mientras pasaban los días, sabiendo que ese dolor terminaría inevitablemente con la muerte.
Aquí están los peores métodos de tortura de toda la historia:
- La gota china. Consistía en inmovilizar a un reo en decúbito supino (tumbado boca arriba), de modo que le cayera sobre la frente una gota dea gua fría cada 5 segundos. Después de algunas horas, el goteo continuo provocaba daño físico en su piel (similar a las yemas de los dedos luego de un baño de inmersión).
Pero la verdadera tortura para la víctima era la locura que le provocaría el no poder dormir, debido a la constante interrupción de las gotas, ni tampoco poder beber esa agua cuando la sed atacara, con lo cual a los pocos días sobrevenía la muerte por paro cardíaco.
2. Cinturón de San Erasmo. Consistía en un collar, cinturón o brazalete provisto de pinchos en la cara interior y que se le pone al reo. Con cada pequeño movimiento (incluso la respiración) el collar araña e hiere la carne.
El proceso de tortura es progresivo: en primer lugar, un dolor lacerante. Posteriormente se produce la infección, tras la cual se llega a la putrefacción y tras ésta, una gangrena que puede causar la muerte. El torturador puede añadir, a su criterio, gusanos carnívoros en las llagas que se introducen en la carne royendo hacia el interior.
3. La pera. Dependiendo del género del torturado la pera era introducida por el ano o la vagina, una vez dentro de tu cuerpo se giraba una manivela que abría el artilugio en tu interior causando un dolor insoportable, además de la expansión el objeto tenía en su punta unos clavos se clavaban en el interior de la víctima.
4. El machacador de cabezas. Un utensilio en el cual introducían la cabeza del prisionero y mediante un rodamiento le apretaban la cabeza por arriba , mientras que por abajo estaba el tope con su barbilla. Los dientes estallaban o se iban clavando en los huesos de la mandíbulas, los ojos se salían de sus cuencas debido a la presión cuando el cráneo se rompía y finalmente podía incluso salirse el cerebro por los oídos.
5. La rueda. A la víctima normalmente desnuda se le ataban las articulaciones al suelo, fijaban por medio de unas maderas y se le iban destrozando los huesos de estas uno por uno con la brutal rueda de hierro, cuando todos los huesos eran papilla únicamente mantenida por la carne y la piel que los envolvía se le ataba a la rueda para ser expuesto a la muchedumbre, durante días se sobrevivía entre grandes dolores.