CIUDAD DEL ESTE (salud, por Esteban Roa) El Hospital de Torrejón de Ardoz ha afirmado que las mascarillas han puesto en evidencia pérdidas auditivas que pasaban “desapercibidas” antes de la pandemia de Covid-19, según recoge en un comunicado. “Las mascarillas ponen en evidencia pérdidas auditivas que antes de la Covid-19 pasaban desapercibidas a los pacientes, que no sentían la necesidad de acudir a consulta por esta causa”, ha asegurado la jefa del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital de España, Nieves Mata. Así, Mata ha explicado que son muchos los pacientes de entre 50 y 60 años que acuden a la consulta “porque han notado una pérdida de audición al no poder leer en los labios ni predecir conversaciones en las que antes se manejaban sin problemas”.
“También está pasando con niños, que tienen más dificultad a la hora de entender a los profesores en el colegio porque llevan la mascarilla cuando explican”, ha añadido. En esta línea, desde el Hospital han señalado que las mascarillas dificultan, “y mucho”, la transmisión del sonido al cubrir la boca. “Con su uso, se atenúan los sonidos por encima de 2.000 Hertzios (Hz), disminuyendo entre 2 y 4 decibelios (dB) con la mascarilla quirúrgica y hasta 20 dB con las pantallas”, ha explicado Mata.
Además, ha informado de que según un estudio realizado en pacientes Covid ingresados, la pérdida de la inteligibilidad en los pacientes que tienen pérdida de audición se relaciona en mayor medida al no poder leer los labios (56%) más que al hecho de que el habla esté amortiguada al utilizar las mascarillas o pantallas (44%). Este elemento, pese a que se ha demostrado muy eficaz en la prevención de contagios en la pandemia, no solo frena la transmisión del sonido, sino que también limita la expresión facial, ha apuntado.
“Y el paciente con pérdida auditiva no puede reconocer expresiones de enfado o la sonrisa durante la conversación”, lo que, según ha detallado el jefe de Otorrinolaringología del Hospital Universitario de Torrejón, “reduce la percepción de las emociones y, aunque las conversaciones sean posibles, se vuelven menos empáticas”.