EXIGEN QUEDAR EN CASA, DONDE MUCHOS YA TIENEN HAMBRE

¿Quién protege al pueblo durante la Cuarentena?

CIUDAD DEL ESTE (realidad fatídica, por Carlos Roa) Nosotros los ciudadanos comunes tenemos que aguantar y pasar de lo peor en esta cuarentena. Y nuestros políticos nos dicen quédate en casa, con la diferencia que ellos están con los bolsillo llenos. Quedando en nuestras casas, no podemos trabajar, sin trabajar no hay dinero y sin dinero, nadie puede sobrevivir. Los programas de ayuda social Ñangareko y Pytyvo solo llegan a una ínfima parte de la población, además son apenas 500 mil guaraníes por 3 meses, es imposible mantener a una familia con cuatro miembros. Luego vienen las cuentas de teléfono, internet, agua, luz, tv cable, préstamos en bancos, financieras y casas de comercio, es decir, un pandemónium de situaciones, donde el ciudadano que se queda en su casa, ya no puede solventar.

                                                                                                                    

El economista Manuel Ferreira sostuvo que esta epidemia de coronavirus podría dejar más pobres que muertos ya que la gente tiene pánico y no desea salir de sus domicilios para comprar productos, por ende afectaría a las microempresas. «Esta crisis de coronavirus si no tenemos cuidado va a dejar más pobres que muertos porque las personas están asustadas y los que se encuentran en pánico, les bajan las defensas y el Covid-19 existe esto tiene más poder letal, porque hay que estar defendiéndose también del otro virus, el Pokovid-2020, un virus corrupto que afecta a gran parte de las autoridades y políticos que manejan este país.

La mayoría de los paraguayos se dedican a empleos precarios, subempleos inestables, sin protección de salud alguna, que representan más del 50% de la población activa. En cifras generales, esa es la población que se ve profundamente afectada en su nivel de vida, desde ya precario, si es que los Gobiernos no asumen medidas conexas para evitar mayor pauperización en el corto y mediano plazo. Precisamente por esta situación (de predominio del empleo informal), es que no debiera copiarse mecánicamente las medidas asumidas por esos países.

En Latinoamérica, doscientos millones de habitantes viven bajo la línea de pobreza, entre ellos vendedores ambulantes, choferes, estibadores, amas de casa, etc., para quienes salir a la calle es cuestión de tener, o no, el pan diario. Son millones de ciudadanos que no pueden trabajar a distancia o virtualmente. Incluso la mayoría de las escuelas y universidades no cuentan con mecanismos para adaptarse a la contingencia. Esto agravará aún más la brecha social y económica. Esa realidad se suma a las pérdidas que sufriremos como sociedad en conjunto, estos meses.

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