CIUDAD DEL ESTE (Salud, por Carlos Roa) El Ministerio de Salud de la provincia argentina de Entre Ríos confirmó que un trabajador rural murió infectado por hantavirus (transmitido por heces (caca) de ratones).  De esta forma se eleva a 12 el total de víctimas fatales desde que estalló un brote en la localidad patagónica de Epuyen en noviembre de 2018.

Sin embargo, las autoridades locales destacaron que este caso no está vinculado con las muertes que se dieron en la Patagonia. En ese sentido el diario local El Día recordó que en territorio entrerriano se registran entre 6 y 10 casos de hantavirus cada año, motivo por el cual se encuentra dentro de los promedios históricos.

La víctima vivía en la zona de Islas del departamento Gualeguay, donde se estima que se contagió, y fue diagnosticado en la cercana ciudad de Gualeguaychú, donde fue atendido por los médicos. El país se encuentra actualmente atravesando un brote importante de hantavirus en la provincia de Chubut donde, en noviembre, comenzaron a registrarse una cantidad elevada de casos. Si bien se trata de una enfermedad endémica de la región, las hasta ahora 10 víctimas fatales que se registraron en la zona y otros 28 infectados, revisten una mayor gravedad que años anteriores.

En Paraguay ya están en alerta las autoridades sanitarias, ya que cada año se registran hasta 20 casos anuales en las zonas alta y central del Chaco. Con un 30% de mortalidad en pacientes afectados, fue en el 2011 cuando se detectó el mayor número de casos que ascendió a 30, lo que no se repitió en años posteriores, recordó el doctor Guillermo Sequera, director de Vigilancia de la Salud. Aclaró que no existe una confirmación de que el hantavirus se contagie de persona a persona pero sí, las autoridades sanitarias del vecino país hablan de una posible mutación de la especie transmisora que podría haber cambiado la forma de transmisión del virus.

Recomendamos a nuestros lectores que como fórmula para evitar la proliferación de ratones en sus hogares, el uso de la creolina es lo ideal, rociar por toda la casa, en las esquinas donde se ve rastros de estos rastreros que hayan pasado por allí.