NO LO FUSILEN!!! ES MUJER!!!

CIUDAD DEL ESTE (Nacionales, Reseña Histórica) Se llamaba Manuela Villalba. Era una joven nacida en Tavapy, actual San Roque González de Santa Cruz. Quería entrañablemente a su hermano, llamado Juan Villalba, quien fue convocado a filas en 1932 contra Bolivia.
Juan tenía 18 años y debía marchar al frente a defender la patria amenazada. Manuela, temerosa de ver partir a su hermano al frente y de perderlo acribillado por la metralla enemiga, no dudó en partir al Chaco en su compañía.

Decidió presentarse como soldado, pese a las protestas de su hermano y los reclamos llorosos de su madre. Muchos, inclusive vecinos, trataron de disuadirla. No hubo caso. Manuela se cortó el cabello y consiguió un uniforme de soldado y marchó con su hermano hasta Asunción, presentándose en Sajonia.
Enrolados en el RI2 Ytororó, el 17 de agosto de 1932 se embarcaron en el cañonero Paraguay y marcharon al frente, llegando a pelear en la batalla de Boquerón. A esta batalla siguieron otras hasta Gondra. A mediados de 1933, Manuela recibió una carta en la que se le comunicaba que su madre estaba muy enferma, por lo que se vio obligada a desertar para ir a atenderla. Su hermano no podía dejarla sola, por lo que decidió acompañarla sin que se notara su ausencia. Intentaron llegar al Pilcomayo, pero se extraviaron y fueron descubiertos por una patrulla paraguaya, que los llevó prisioneros al fortín Nanawa, donde se les hizo una corte marcial y se les condenó a fusilamiento por deserción.

En Nanawa, el coronel Luis Irrazábal, riguroso cumplidor de las leyes de guerra. Aun así, Juan se atrevió a salvar a su hermana, por lo que confesó la situación y pidió clemencia para ella. Ante tal situación, Irrazábal ordenó al doctor Silvio Lofruscio, médico de la V División, el examen de la presunta mujer soldado y, efectivamente, se descubrió tal cosa.
El comando, luego de un breve análisis de la cuestión, ordenó suspender el fusilamiento y ascendió a los implicados al grado inmediato superior; se les concedió permiso para visitar a la madre enferma, con la obligación de reintegrarse nuevamente al cumplirse el plazo del permiso.
Cuando se habla de igualdad de género y de funciones en el paraguay siempre me acuerdo de esta historia. (Fuente: diario abc del 27 de julio del 2009, fotografía reproducida de un recorte periodístico hallado en el Museo de los combatientes de San Ignacio Misiones).

%d