NAYIB BUKELE, UN EJEMPLO DE GOBERNANTE Y DE SER HUMANO

REFLEXIONEMOS SOBRE NUESTROS ACTOS: LAS ELECCIONES DE HOY SERÁN LA SENTENCIA DE MAÑANA

CIUDAD DEL ESTE (Internacional, Redacción) Ahora que se aproximan las elecciones en nuestro querido Paraguay, les invitamos a reflexionar sobre este escrito muy acertado desde todo punto de vista que compartió el Presidente de El Salvador Nayib Bukele, quien desde que inició la pandemia en Suramérica en el 2020 ha sido un ejemplo de gobernante, manteniéndose firme de lado del pueblo salvadoreño, cumpliendo con la máxima expectativa que se pudiera tener de un presidente, de un gobernante y de un ser humano con poder político. Es hora de que reflexionemos y meditemos acerca de a quién damos nuestro voto, quién es el próximo narcotraficante, sicario o Judas que tendrá en sus manos el poder de nuestra Ciudad, el poder sobre nuestras escuelas, nuestras calles, nuestros hijos y nuestro bolsillo, es hora de que utilicemos la “democracia” como corresponde, no salir después de que se anuncia al ganador, a quejarnos por la calles, a crear disturbios que se pueden evitar al momento de la votación, esa es la soberanía del pueblo paraguayo, ahí es donde está nuestro poder, hagamos patria eligiendo con sabiduría por el bien de todos y no solo de algunos y decidamos el futuro de nuestro municipio en primer lugar y más adelante de nuestro país.

 Los dueños de las “fincas” latinoamericanas, los que gozan de privilegios históricos, diseñaron sistemas que los protegerían para siempre y solamente alternan gerentes y capataces a lo largo de las décadas.

Por eso nada cambia nunca, por eso cada “elección” termina en decepción.

Cualquier pueblo que aspire a cambiar, que sueñe con salir del sub desarrollo, que quiera una mejor calidad de vida, deberá limpiar su casa y derrotar al sistema impuesto y protegido celosamente por todos los poderes fácticos.

Esa es la tarea más difícil de todas.

¿Por qué es la más difícil?

Porque no está protegida solo por ellos, sus empleados, brazos mediáticos, gremiales, tanques de pensamiento, ONGs y voceros, sino por un aparato ideológico que controla los paradigmas, la “opinión” e incluso buena parte del periodismo y la academia.

Ellos también controlan lo que emana de un país hacia afuera, lo que se lee en los medios internacionales.

Son la verdadera “cancillería”. Para eso está la SIP, los conglomerados mediáticos y algunos “gobiernos de países amigos” que son, a su vez, “capataces” de otras “fincas”.

Y aunque es la tarea más difícil, es la más importante.

Se debe desmontar las “fincas”, despedir a los “capataces”, quitar la máscara de la hipocresía con la que nos engañan y establecer verdaderas DEMOCRACIAS.

Suena difícil, pero se puede hacer. ¿Por qué?

Porque su “sistema” tiene un error de origen:

Sus aparatos ideológicos construyeron paradigmas, aceptados por todos como verdades irrefutables y blindados contra toda crítica.

El error fue que los términos que usaron son contrarios a los mismos sistemas que los protegen.

Enarbolaron conceptos como “DEMOCRACIA”, “LIBERTAD”, “SOBERANÍA”, “INDEPENDENCIA”.

Pero todos esos términos tienen definiciones claras, contrarias a sus sistemas.

Esos términos también están blindados como verdades en la mente de nuestros pueblos.

Esos términos son su némesis.

Solo se les debe enfrentar con verdadera DEMOCRACIA, con verdadera LIBERTAD, con verdadera SOBERANÍA y con verdadera INDEPENDENCIA.

Ahí quedan sin argumentos, porque no pueden atacar con coherencia. Caen inmediatamente en contradicción, tratando de justificar lo injustificable.

Cada pueblo debe luchar por lograr el significado real de cada uno de estos términos.

No es difícil encontrar su significado, están en todos los diccionarios.

Ellos no podrán vencer a sus propios paradigmas. Sus “aparatos ideológicos” no fueron diseñados para eso.

En El Salvador los estamos derrotando.

Por eso le ponen tanta atención al país más pequeño del continente.

No es que teman por El Salvador, a lo que temen es al poder del EJEMPLO.

Temen a que pase en sus “fincas”. Temen a que cada pueblo tome en sus manos su propio destino.

 

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