EL GARCHE POR DELIVERY

EL OFICIO MÁS ANTIGUO DEL MUNDO ACTUALIZADO A LOS TIEMPOS MODERNOS

 

CIUDAD DEL ESTE (realidad fatídica, por Carlos Roa) Según se entiende, la primera profesión fue la prostitución, de los tiempos babilónicos, donde la causal se hacían por la falta de alimentos, donde algunas damiselas buscaban a través de sus genitales tener una ventaja para alimentarse y tal vez a los hijos. Pero bueno, ahora ya son otras historias. Hoy gracias a la tecnología esta profesión se volvió el libre mercado a través del Internet y el Whatsapp, donde en ciertos momentos aparece la foto de una chica semidesnuda, atractiva, lindas curvas, y mostrando a veces hasta la entrada de la cavidad para el Porsche. Esto lo vemos a diario a montón, donde sale a gritar y balbucear la abuela diciendo: emañamina ko´a kuñare, ojagarrapa chupe kuera el demonio, opívopa oikopa hikuái. Y esa es la realidad de la actualidad del servicio, conocido como Internet con sus influencers y redes sociales. Hay triki traiki desde 150, hay 300, hay 350 y hay cafichas que incluso tienen local donde existen menores, pero ese no es el problema, la Policia también liga algo de paso, ya sea en efectivo o en espécimen. ¿Cómo? Claro, van y las cafichas le dejan elegir una para una rapidita. Que púa loco, con razón decía que en cualquier momento el mundo va acabar.

Y así como esta es la profesión más antigua del mundo, también se viene renovando y actualizando a los tiempos modernos. Claro, los clientes anteriormente se trasladaban hasta los lupanares, casa nocturna, casa de cita conocidos como los famosos quilombos y elegir allí una damisela de compañía, sin embargo, en los tiempos actuales todo está al acceso de un clic, en donde uno puede elegir a la dama de su preferencia, y pedir el delivery, después de haber convenido el precio por supuesto, que varía de acuerdo a la calidad del producto. Los costos varían, sin embargo de acuerdo a los datos que nos proporcionan nuestros informantes, el servicio incluye todo, una vez pagado, el servicio es arrivederci, pagás y chau. Y hay todo tipo de mujeres, más todavía con esta pandemia cruel, utilizan el dicho por Marito, hay que reinventarse y ellas se reinventan disfrutando, pasándola bien, viendo el vaivén del Porsche en la cavidad de su cuerpo, con la diferencia que al término de la carrera, ellas salen siempre ganando, porque varían de tamaños, de hombres, de todo y sobre todo, se quedan con el pirápiré para hacer sus compritas. Y en esa ellas no se salvan hasta del piropo de un amiguito indígena, este balbucea encantado de verla: chas ja poro´u.

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