EL AMIGUISMO AMPARA A LOS DELINCUENTES

ROLAND STUZZENERGGER VUELVE AL TRABAJO LUEGO DE MANOSEAR A FUNCIONARIA EN ANNP

CIUDAD DEL ESTE (Acoso, por Carlos Roa) Somos una sociedad realmente hipócrita, mientras la ciudadanía se solidariza con las mujeres de Afganistán porque son violentadas en sus derechos y coartadas en sus libertades, indignados por lo que sucede al otro lado del planeta, acá en nuestro país, dentro de la Administración Nacional de Navegación y Puertos una joven funcionaria que fue manoseada por uno de los directivos se animó a denunciar ante la justicia por temor a que esto se repita y ante su negativa pase a mayores o la despidan y este hecho simplemente queda en la nada, y peor aún ahora debe cruzarse en los pasillos con su acosador porque a la justicia no le interesa protegerla.

Esta mujer no sólo tuvo que ser víctima de violencia sexual donde fue acorralada y manoseada en su lugar de trabajo por uno de los jefes sino que más tarde cuando realizó la denuncia sufrió también el acoso de la esposa que por mensajes de Whatsapp la amenazó advirtiéndole que su denuncia no llegaría muy lejos y evidentemente es lo que está ocurriendo ya que ni siquiera han reorganizado los horarios de este señor para que ella no tenga que cruzarse con él dentro de la institución. Circula ahora por redes sociales las imágenes de Roland Stuzzenergger huyendo del trabajo luego de ser abucheado por los demás trabajadores que evidentemente no están de acuerdo con la nula acción de la justicia.

En casi todas las instituciones públicas los funcionarios hombres que ocupan cargos de mandos medios están acostumbrados a violentar los derechos de la mujer porque son unos hurreros que se sienten amparados por sus correlí acostumbrados a manosear también a la justicia. Este es un clara muestra del peso que tiene ser amigo del presi donde no importa si sos un agresor sexual o cualquier otro tipo de delincuente, ¿dónde está el ministerio de la justicia, el ministerio de la mujer para defender a esta funcionaria? Ahora debe ir al trabajo temiendo por su integridad física sumado a los traumas y la presión psicológica mientras el acosador tiene la libertad de volver a agredirle si quiere y de la manito de la esposa que en vez de solidarizarse con otra mujer elige ser también una acosadora.

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